Monday, July 22, 2013

El palacio Belvedere de Viena se entrega a la m�gica sensualidad del decadentismo austriaco

El movimiento art?stico y literario explor? a finales del siglo XIX los sentimientos humanos m?s extremos y evit? la realidad con exotismo y fantas?a.Una exposici?n abarca por primera vez la amplitud de la corriente est?tica en Austria y en Centroeuropa con obras de Gustav Klimt, Egon Schiele, Oskar Kokoshka...Los creadores iniciaron con el decadentismo el camino hacia el modernismo y la experimentaci?n en el arte.

El decadentismo se adentraba en los sentimientos humanos m?s extremos, cre?a en la figura del h?roe y evitaba la realidad con dosis de exotismo, fantas?a y mito y se propagaba por Europa en los ?ltimos a?os del siglo XIX. Los seguidores de la corriente literaria y art?stica se rebelaban contra los desmanes sociales de la Revoluci?n Industrial, la moral burguesa y la dictadura de la raz?n y del academicismo en el arte. Quer?an enterrar al historicismo y al naturalismo con sensualidad y magia.

Visto por los cr?ticos de su tiempo como irracional y obsoleto, el simbolismo (una de las ramas del decadentismo junto con el movimiento esteticista brit?nico) era en realidad el futuro, el punto de partida del modernismo, que abogaba por un arte elegante y libre de cors?s, sin ampulosidad pero con sentimiento.
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El palacio-museo Belvedere de Viena ofrece por primera vez una exhaustiva perspectiva general de la obra de los artistas simbolistas en el arte austriaco y centroeuropeo en torno al a?o 1900. La exposici?n Dekadenz - Positionen des ?sterreichischen Symbolismus (Decadencia: aspectos del simbolismo austriaco) ?que se puede visitar hasta el 13 de octubre? re?ne exquisitos trabajos de Gustav Klimt, Egon Schiele, Oskar Kokoschka y figuras menos conocidas para el gran p?blico como Koloman Moser, Eduard Veith, Giovanni Segatini y Karl Mediz.

Uno de los trabajos destacados que se exhiben es la emblem?tica Judith I creada por Klimt en 1901 e iniciadora de su etapa dorada. El juicio de Paris de Max Klinger ?una monumental obra une pintura y escultura? es representativo de la nueva funci?n que el artista encontr? para el marco como elemento para realzar de la obra de arte y situarla en la frontera de lo tangible. Hay numerosas pinturas de Eduard Veith, que se remontaba et?reo y anacr?nico a la m?stica de la Edad Media.

Klinger uni? pintura? y escultura en marcos que realzaban las obras que conten?anLas obras descubren el anhelo de reunir al ser humano con la naturaleza y desprenderse de la carga del progreso, la fuerza de las figuras femeninas (vistas a menudo como alegor?as), frecuentes alusiones a la muerte y a la transici?n al m?s all?. La exposici?n tambi?n dedica una de sus secciones a la relaci?n de los simbolistas con el compositor alem?n Richard Wagner, que con el ciclo de ?peras de El anillo del nibelungo influy? en los artistas pl?sticos para que produjeran algunas de las obras m?s representativas del simbolismo austriaco.


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